Tras la recogida de la procesión del Paso Blanco, entrada ya la madrugada del Viernes Santo, Huércal-Overa se cubre con un manto de austeridad, recogimiento y silencio. El centro histórico queda a oscuras, iluminado tan solo por las llamas de los cirios que portan los penitentes; éstos portan sobrias túnicas de color morado, sin adornos, con una sencillez que sirve como contrapunto a la gran riqueza de la procesión del Miércoles Santo.
Las largas filas de nazarenos, tras una Cruz de Guía de madera labrada, van realizando su estación de penitencia, pasando ante la puerta abierta de la Iglesia Parroquial. De pronto, el sonido sordo de un único tambor destemplado rompe el silencio de la noche y se atisban en el umbral de la puerta las siluetas de dos penitentes, distintos al resto. Éstos visten túnicas de terciopelo morado, pero de igual sencillez, prescindiendo del capirote y portando en sus manos, no un cirio, sino un alto farol de metal oscuro. Estos dos penitentes anuncian la llegada del verdadero protagonista de la Madrugada del Viernes Santo huercalense: con sus tenues luces de gas iluminan el camino del Santísimo Cristo de la Misericordia.
El Cristo, en esta noche de sobriedad y recogimiento, prescinde de su imponente trono de madera labrada, siendo portado en unas sencillas andas, sobre los hombros de ocho cofrades, que, al igual que todos los demás, cubren su rostro en esta noche de callada y sincera devoción. Acompañados por dos penitentes más, que situados tras la imagen del Cristo, y al igual que sus dos predecesores portan unos altos faroles que iluminan la serena faz del Redentor.
Cristo de la Misericordia
Acompañados por el adusto redoble del tambor, que se interrumpirá en la salida para dar paso a las saetas con las que los devotos honran el paso del Crucificado, recorren las calles huercalenses hasta llegar al Calvario. Allí, el tambor enmudecerá de nuevo, para ser sustituido por el rezo del Viacrucis. Paso a paso, estación a estación, la noche irá avanzando y el Cristo de la Misericordia continuará su caminar en esta madrugada. Concluido el Viacrucis, bajará de nuevo del Calvario, recorriendo las últimas calles de la estación de penitencia para llegar al Arco, que atravesará para llegar de nuevo a la Iglesia Parroquial, donde concluirá, como cada año, la Estación de Penitencia.
Plaza del Cura Valera, Antonio Beltrán, Mayor, Granada, Arco, Paseo del Calvario, Ermita del Calvario, Paseo del Calvario, Arco, Granada, Enrique García, Plaza del Cura Valera.
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